jueves, junio 28, 2007

Macedònia


"Abans que res, els artistes són els homes que volen arribar a ser humans"
Guillaume Apollinaire

Fa tres mesos i mig que contentíssima aterrava a la capital del reino per tornar a fer de puta.

Nervis, il.lusió i moltes bufetades per formar part d'aquesta Macedònia. Tota la professió madrilenya i molts catalans van agafar el pont aeri per a presentar-se al càsting. Més de 800 audicions, un repartiment de luxe amb molts amics de Herr Direktor i un Cor d'elegits de 22 homes i 10 dones. Cantants de procedència lírica, altres de musical, actors que canten... una barreja interessant. A la plebs, moltes "estrelletes" sense cap recança per no tenir un paper solista, l'important és treballar i l'oportunitat d'estar en un espectacle de qualitat amb un bon director. I pel sou ni una queixa: es cobra més per fer de coro a l'Español que fent temporada de Bruixa protagonista.

Un mes d'assajos musicals sota la batuta del germà del jefe, que amb el seu puro i a cop de fuet tractava tant a músics de Conservatori com a analfabets lectors de partitura. I un segon mes per al muntatge comprimit de l'escena a una sala provisional de l'Español teatre. Feliços gaudíem de tot de comoditats. Cafeteria a preu de companyia amb exquisides menges i fins i tot entrepans de pà amb tomàquet. Camerinos per vestir-se de puta i fer la bugada al final de la jornada per trobar la roba a punt per a l'endemà. I l'ubicació privilegiada a la preciosa Plaza Santa Ana, rodejada de garitos on fer un cafè o uns vinos o unes cerveses amb la seva tapa corresponent.

I llavors ens van portar al Matadero. Es va acabar la bona vida amb el trasllat a la Nau en obres on havíem d'estrenar el gran espectacle. Adéu al servei de bar, canviant-nos a un racó i sense lavabos! Però el més insuportable era la pols. Tot brut i empolsinat, picor al coll, llagrimeig, estornuts, al.lèrgies... Vinga antihistamínic! Mitja companyia cantant amb mascareta posada, quins assajos més surrealistes! Les putes vam substituir les mitges de reixa, les sabates de taló i les picardies suggerents per les vambes i els pantalons de xandall per a no embrutar-nos.

I en aquest tercer mes els assajos van començar a allargar-se fins a altes hores. Quan plegaven els obrers de la construcció, entràvem a treballar els obrers de l'espectacle. A la pausa ens portàvem el bocata o el tupper i sobre els materials de construcció o davant dels barracons, camerinos provisionals, sopàvem a l'aire lliure. Quina meravella ha resultat el nostre "Càmping Macedònia" i els jocs de cucanya tipus "Mocador" per combatre l'avorriment de les llargues escenes de solistes.

El pitjor de tot ha estat el tema pipí que ha posat fre obligat a la meva addicció hidràulica. Els Servicios oficials mínimament nets estaven a una altra nau, entre escenes no donava temps a anar i tornar. I preferible era buscar un racó per fer el riu que patir els efluvis desagradables dels lavabos de "Festa Major" solució temporal a les urgències de bufeta.

I en aquestes condicions de pols i d'obres que mai s'acabaven l'estrena s'ha anat endarrerint setmana rere setmana. Va arribar l'orquestra, la microfonia, i els llums que no s'enllestien fins dos dies abans... I van estar fets els camerinos, va arribar el vestuari, vam tenir dutxes i vam poder fer pipí a dojo! Però els problemes tècnics eren un no parar: ara no sentim l'orquestra, ara no veiem el director, ara la cortina s'encalla, ara la moto no engega...

Últims 15 dies: roda de premsa, pase de gràfics, articles als diaris, fotos, sortim a la tele... Tenim públic i els primers aplaudiments!

I finalment avui 28 de juny estrenem Mahagonny!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Reina, no vulguis correr. 28 de JUNY! No de juliol jaja

Anónimo dijo...

El Confidencial 30/06/07
Sección "el cultiberio", per @Incitatus

Kurt Weill, pasión por Marbella
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Uno jamás ha creído en adivinos, profetas, echadores de cartas, brujos, rappeles, aramises y toda esa patulea de vividores que presume de saber lo que va a pasar en el futuro, pero está claro que, haberlos, haylos. El compositor alemán Kurt Weill y el dramaturgo Bertolt Brecht eran dos de ellos. Miren si no.

Este jueves pasado se inauguraba por fin, después de varios retrasos no explicados, un nuevo y rompedor espacio escénico en Madrid: las Naves del Español, una especie de Nueva Granada que el heroico Mario Gas –director del Teatro Español propiamente dicho, o sea el de la Plaza de Santa Ana de toda la vida– ha conquistado en tierra de Indias, o sea en el antiguo Matadero de Legazpi. La ópera escogida para la inauguración fue Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny, estrenada en 1930. El asunto consiste en lo que sigue.

Unos abnegados tipos recién escapados de un penal (aunque eso es lo de menos) deciden fundar una ciudad en medio de la nada, junto a la costa. Uno de ellos, el más listo, se llama Moisés de la Trinidad, pero para abreviar le llamaremos Roca. Hace de todo el hombre: empresario todopoderoso, juez y a la vez legislador, gánster, matón, boxeador y hasta Dios. Sí, sí, sale en patinete con el famoso triangulito luminoso en la cabeza diciendo cosas medio bíblicas. Las leyes iniciales de la ciudad, dictadas por los facinerosos, establecen que allí reinará la paz y la concordia, y que el negocio del lugar consistirá en el alcohol, la prostitución y la corrupción. O sea la buena vida.

Los primeros que llegan, por lo tanto, son las putas, los borrachos y los apostadores. También aparecen cuatro buenos chicos que han ganado algunos duros cortando leña en Alaska, uno de los cuales se llama Jim Mahoney; para entendernos, Muñoz. Todo va bien hasta que la gente empieza a hartarse y cae presa de una intensa angustia vital. Además, se acerca un huracán (no sabemos si judicial, ni si era el huracán Torres) del que la ciudad de Mahagonny se libra por los pelos.

Salvados de la catástrofe, todos allí se dan cuenta de qué es lo que les impide ser felices: las leyes, las pocas que hay, aunque estén controladas por los delincuentes. Así que se elimina toda prohibición (o sea, que se recalifica todo lo que haya que recalificar en la vida ciudadana) y cada cual podrá hacer lo que quiera: comer, fornicar, matarse unos a otros y beber, por ese orden. De la especulación inmobiliaria no dice nada el libreto, qué imperdonable olvido. El asunto se descabala cuando Jimmy Muñoz Mahoney incumple la única norma no escrita de la ciudad: pagar lo que debes a quienes te lo han prestado, o sea a los mafiosos. No puede hacerlo y lo condenan a la silla eléctrica. El final es una impresionante manifestación popular de apoyo al Mahagonny way of life, en el que el coro entero sale a escena con pancartas que dicen, entre otras cosas: “Por la propiedad. Por el dinero. Por la justicia. Por la vida sin barreras. Por la continuidad de la Edad de Oro. Por la libertad de los ricos. Por la injusta distribución de los bienes terrenales. Por la justa distribución de los bienes supraterrenales”, etc. Las frases finales del coro son: “Nadie puede hacer nada por nadie” y “Nadie ayuda a un hombre muerto”, en alusión al ejecutado Muñoz Mahoney

Sé que Weill murió en 1950, que Brecht nos dejó en 1956 y que la ópera se estrenó, ya lo he dicho, en 1930, pero yo no he visto en mi vida una descripción más exacta de lo que ha pasado en Marbella durante los últimos años. Sólo faltaban el fantasma de Jesús Gil y el trasunto de Mayte Zaldívar, pero hay un personaje que se llama Fatty el Apoderado (a ver quién mejora eso) y una putarrona triste, enamoradiza y patética llamada Jenny Hill. Díganme ustedes si no es para creer en la transmigración de las almas, en el tarot y en la vida del mundo futuro.

La representación fue un tanto desigual. El coro es estupendo. La escena, del propio Mario Gas, soberbia. La adaptación del texto alemán al español, obra de Feliu Formosa, una cuidadosa y muy mimada delicia, con todos los acentos en su sitio. La orquesta hizo lo que pudo por no mirar (para qué) la batuta que llevaba (de nuevo: para qué) Manuel Gas, el hermano del jefe, un director que habría sido un desastre como taquillero en cualquier teatro: no da una entrada ni así lo ahorquen, el tío. Dirige sentado y sin que los cantantes lo vean, porque la orquesta no está delante del escenario sino escondida en un rincón, a la izquierda (yo no había visto eso jamás); este Gas con tan poquísimo gas marca el compás y ahí te pudras. Es un milagro que todo caiga de pie.

Constantino Romero es un impresionante actor y un notable cantante que bordó su papel de Moisés de la Trinidad Roca, el delincuente multifacético. Antoni Comas es un tenorazo lírico-ligero que no tuvo el menor problema con su dificilísimo Jimmy Mahoney Muñoz, y Enrique del Portal, otro estupendo tenor, hace maravilllas en las pocas escenas en que le dejan brillar. Me gustó mucho ver allí, en el coro pero también como cover de uno de los papeles grandes, al estupendo Eliel Carvalho, un barítono como la copa de muchos pinos cuya carrera no termina de arrancar, no puedo imaginar por qué.

Con los demás, lo mejor sería correr el tupido velo tan útil en estos casos. Cierto que para la partitura de Weill, hecha de rag-times, fox y otros ritmos populares en los años 20, no son indispensables voces como las de María Bayo o Juan Diego Flórez, pero tampoco se puede cantar tan poco y tan mal como Mónica López o Teresa Vallicrosa, por poner sólo dos ejemplos imposibles de callar.

El nuevo espacio escénico está bien, muy bien. No es el Real, desde luego. Ni siquiera la Zarzuela, ni tampoco el Cervantes de Málaga o el Villamarta de Jerez. Pero está bien. La sala no es muy grande, hay columnas de hierro (las del antiguo matadero, claro) que estorban mucho a demasiados espectadores y la acústica es terrible: los cantantes se ayudan con micrófonos a los que alguien ha olvidado añadir el efecto estereofónico, con lo cual parece que estás escuchando un disco antiguo: todo suena siempre en el mismo sitio, estén los intérpretes en el lugar que estén del enorme escenario. Eso no es nada difícil de solucionar.

La inauguración fue un espectáculo tanto en el escenario como en el patio de butacas y dependencias adyacentes, que son muchas y muy grandes. Todo el clan Almodóvar, con Pedro a la cabeza; Tomás Marco, Andrés Amorós, Cayetana Guillén Cuervo, Javier Cámara y, en representación de la vanguardia creativa española, nuevos valores, jóvenes promesas como Massiel, María Asquerino o Nati Mistral.

Faltaba la Pantoja, claro. Pero es que, si llega a ir, la sacan entre todos al escenario a los raciales ritos de “¿Usté la ha visto derrobá?” y “Libertad para los ricos”. Hubiese quedado espléndido, ahora que lo pienso. Y muy natural

el paseante dijo...

Coi noieta, tot plegat sembla una història del Fellini. Quin kaos d'assajos!

Però heu estrenat. Moltes felicitats, encara que amb retard.

I les putes no es vesteixen dona. Es despullen.

Hanna B dijo...

deu n'hi do la feinada...!
com va tot? que no actualitzes... ets encara als madrits fent de meuqui?
bon estiu, siguis on siguis!!

Jo Mateixa dijo...

Fa tres mesos i mig que contentíssima aterrava a la capital del reino per tornar a fer de puta......si algú ho llegeix aixi i no avança pensarà malament de tu, jejejejejejeje.

Vacances per quant?????, petonets dolcets!!!!!!!!